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¿Por qué iniciar la vida académica a los 9 meses?

Por: Departamento de psicología

Desde los primeros meses del embarazo, los bebés van aprendiendo destrezas que les serán útiles al nacer: adquieren reflejos, reconocen la voz de su madre, incluso, aprenden a llorar en tonos parecidos a su idioma materno. Esto demuestra que el cuerpo humano viene diseñado para aprender desde su concepción, sobre todo en la primera infancia cuando la plasticidad neuronal está a su máxima potencia. Entonces, ¿por qué no aprovechamos este período crítico del aprendizaje para brindarles destrezas que les serán útiles en su vida académica?

En los primeros meses se desarrollan destrezas que tienen un fuerte impacto en la vida académica. Estudios han demostrado que los niños que participan en programas bien estructurados a temprana edad tienden a ser más exitosos en el colegio, son más competentes en el ámbito social y muestran un desarrollo verbal e intelectual más elevado.

A pesar de esto, muchos padres optan por no inscribir a sus hijos en un colegio hasta cierta edad, pensando que “no aprenden nada importante hasta que no aprenden a leer”. En realidad, muchas habilidades fundamentales para el desarrollo de la lectoescritura se aprenden en los primeros meses de vida.

Tomemos de ejemplo el gateo. Los bebés aprenden a gatear por sí solos, ¿verdad? Aun así, hay bebés que nunca adquieren el patrón correcto de gateo o que simplemente no gatean y pasan de arrastrarse a caminar, ya que no se les brindó la estimulación oportuna. El gateo es crucial para el desarrollo del balance, la coordinación oculomotora, la integración de los hemisferios cerebrales, entre otros; se ha demostrado que luego impacta en la atención, las destrezas matemáticas e incluso la capacidad de copiar de una pizarra de manera eficiente.

El desarrollo motor es sólo una de las dimensiones de desarrollo que se estimulan en un programa para bebés. También, se vela por el desarrollo verbal, expandiendo su vocabulario mediante cuentos, canciones y rimas, y es la edad óptima para introducir un segundo idioma.

Tampoco es muy temprano para el desarrollo cognitivo, por lo que se les expone a experiencias neurosensoriales para ir ampliando su repertorio de texturas, sabores y olores, y también van aprendiendo las funciones de objetos a su alrededor y adquiriendo conceptos básicos (colores, formas, etc.). En el ámbito socioemocional, los bebés empiezan aprendiendo manejo de emociones, modales, seguimiento de instrucciones, interacción social apropiada con adultos y pares, entre otros.

En New Horizons hemos podido ver el desarrollo de los alumnos que llegaron a las aulas de nuestro Preescolar desde los 9 meses, hace ya más de 10 años. Estos niños pudieron graduarse de “Ya sé leer y escribir” en preprimario, desarrollando mejores habilidades sociales, de comprensión y destrezas.

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