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La educación en la Primera Infancia

  1. ¿Cuándo es el momento perfecto para mandar a los niños por primera vez a clases?

La experiencias en la primera infancia (0 a 6 años) determinan las destrezas y competencias de los seres humanos; éste es el período de desarrollo cerebral más intenso de toda la vida. En especial de 0 a 3 años, el cerebro de los niños es más sensible a las influencias del entorno exterior y es cuando se logra un rápido desarrollo cognitivo, social y emocional. El objetivo, por tanto, debe ser conseguir el mayor número de conexiones neuronales durante estos años. 

Cuanto mayor sea el estímulo en la primera infancia, mayor será el desarrollo y aprendizaje del niño.  Sin embargo, es importante que este estímulo sea adecuado a su madurez y etapa de desarrollo; y es la escuela la responsable de garantizar esto. Las educadoras generan espacios educativos significativos a través de los cuales promueven experiencias que fomentan el desarrollo cognitivo, lingüístico, social y afectivo del niño; todo esto a través de recursos apropiados para cada una de las edades y por medio de la interacción con sus pares.

  •  ¿Cuál es la edad idónea?

Por lo planteado anteriormente, es importante que antes de cumplir el primer año los niños participen en un programa que les permita una estimulación adecuada y les ayudará a dominar niveles cada vez más complejos de movimientos, pensamientos, sentimientos y de socialización. Esta sería la edad idónea para empezar a explorar, experimentar, adaptarse a los cambios y adquirir una actitud positiva hacia el aprendizaje; todo esto bajo un programa especialmente diseñado para esa etapa de desarrollo que el niño está viviendo.

Cuando el niño alcanza los dos años de edad, su cerebro  contiene tantas sinapsis como el cerebro de un adulto medio.  En el transcurso de la niñez, proliferan estas  sinapsis o interconexiones neuronales y todo este proceso está gobernado por las experiencias que el niño tenga la oportunidad de participar.  El cerebro no vuelve nunca a ser tan elástico como durante la niñez.  De ahí la importancia de que en la escuela se generen experiencias sensoriales que promuevan y potencien su desarrollo a temprana edad.

  • ¿Qué se debe tomar en cuenta para seleccionar el centro educativo?

Los padres deben seleccionar un centro educativo donde:

  • Existan programas de estimulación bien diseñados y que hayan sido formulados pensando en el desarrollo del niño.
  • El currículo escolar incluya una educación integral.
  • La metodología de enseñanza esté fundamentada en alguna de las corrientes pedagógicas.
  • Los salones de clases y áreas de esparcimiento sean con amplios espacios que permitan el buen desarrollo físico del niño, la interacción y socialización con sus pares.
  • El personal esté conformado por profesionales capacitados en el área de pedagogía, salud y psicología; donde tanto las educadoras, como esos profesionales atiendan la individualidad de cada niño, su estilo de aprendizaje y provean a los padres de un adecuado acompañamiento en el proceso educativo y desarrollo socio-emocional de su hijo.
  • Los protocolos de salud, higiene y seguridad estén bien definidos.

Los padres también deben identificar o recibir informaciones sobre cómo el centro educativo cumple con los siguientes roles:

  • Crear espacios educativos significativos; donde a través del juego y las experiencias sensoriales el niño desarrolle destrezas, aprenda y adquiera los aprestos para la lecto-escritura.
  • Observar con intención a cada niño para potenciar su desarrollo en todas las áreas: cognitiva, lingüística, social y afectiva.
  • Propiciar la actividad física del niño y su desarrollo psicomotriz.
  • Estimular la creatividad, la curiosidad, la exploración, el descubrimiento y la investigación.
  • Fomentar valores y el cuidado del medioambiente.
  • Generar experiencias que promuevan la independencia y la autonomía.
  • Promover la comunicación, reflexión y comprensión para que el niño construya su propia capacidad de pensar, de elegir y de interactuar de forma constructiva con sus coetáneos y con el entorno que le rodea.
  • ¿Qué se puede hacer para que este se sienta a gusto desde el primer día?

Las acciones que tomen los padres para lograr esto, variarán según la edad de su hijo; sin embargo desde temprana edad recomendamos llegar a cabo las siguientes, acomodándolas a la edad del niño:

  • Háblele del significado de la experiencia escolar; lo importante y entretenido que es aprender y conocer amigos.  Debe explicarle que compartirá un sin número de juegos con sus amigos, pero que a la vez tendrá que seguir reglas y cumplir una rutina.
  • Lean cuentos sobre niños que empiezan la escuela. Puede narrarle historias y anécdotas de su propia vida escolar y/o de sus hermanos, si tiene.
  • Intégrelo en la compra de materiales y uniformes; dele la oportunidad de elegir, dentro de su presupuesto, lo que más le gusta.
  • Si ya conocen algunos de los compañeros, puede invitarlos a la casa o a un lugar de diversión para compartir una actividad recreativa. 
  • El primer día de clases, despídase, aunque llore. No debe alargar el momento de la despedida. Evite mostrarse angustiado al despedirse.
  • Es importante que el niño conozca la escuela antes del primer día de clases; si es posible, también el aula y la profesora asignada a su grupo.
  •  ¿Cuáles habilidades podemos ayudarles a desarrollar desde casa antes de entrar?

Las habilidades que los padres desarrollen en su hijo antes de entrar al colegio, también van a depender de su edad, pero aquí algunas que recomendamos trabajar durante los primeros meses de vida para que el niño sea capaz de:

  • Reconocer sonidos familiares.
  • Mover las manos y su cuerpo con una intención determinada.
  • Llevar los alimentos a la boca, utilizando sus manos y utensilios de comer dependiendo de la edad.
  • Llevar a cabo juegos interactivos donde el niño dé respuestas a ciertas instrucciones, siga patrones definidos y explore utilizando sus sentidos.
  • Seguir un horario para satisfacer sus necesidades básicas como dormir y comer; y que estos estén acordes a la rutina escolar.
  • Expresar con gestos y/o palabras sus emociones y necesidades.
  • Escuchar cuentos y canciones infantiles (el período de atención y respuesta dependerá de la edad del niño).
  • Interactuar con niños de su edad (   este interés se desarrolla generalmente después de los 18 meses).

Es importante que los padres:

  • Establezcan un orden en las actividades realizadas tanto las de la rutina diaria como al momento de los juegos. 
  • Expliquen a su hijo con detalles cada una de las actividades a realizar.
  • Validen sus sentimientos, siendo consistentes en seguir las reglas establecidas y generando consecuencias si no las cumplen.
  •  ¿Algún consejo adicional que quiera agregar o algo que debamos tomar en cuenta?

La vida moderna ha llevado a los padres a acomodar sus horarios y/o gestiones en términos del tiempo disponible y la capacidad de maximizar el mismo realizando múltiples tareas; sin embargo es importante que en función de sus posibilidades elijan el centro que, luego de realizar una evaluación objetiva, sea el que ellos consideren que mejor va a potenciar las habilidades de su hijo y no seleccionen el mismo por distancia, ni comodidad. 

Evite sobre estimular a su hijo. La estimulación excesiva es perjudicial para el desarrollo del cerebro. Atienda a las recomendaciones de las educadoras,  de los profesionales expertos en el área y del centro educativo que haya seleccionado.

Propicie espacios de interacciones constantes y de calidad con su hijo; los padres y la familia son los actores principales en el desarrollo socio-emocional de los niños.

Es importante tener en cuenta que la educación de los hijos no se delega a la escuela; es una responsabilidad compartida donde la participación activa de los padres marcará la diferencia en los resultados que se logren.  Estudios realizados indican que la participación activa de los padres en el aprendizaje y las actividades relacionadas con la escuela de los niños tiene un impacto positivo en su rendimiento académico.  

Todo esto nos indica, que los primeros seis años de vida son los de mayor importancia para el desarrollo de los niños y que es una etapa que luego no se recupera; su hijo es lo más valioso que usted tiene.

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